Ese es el mensaje que enviaron al
gobierno federal, a los militares y marinos que están acantonados en Luvianos,
con el ataque el viernes primero de agosto a la estación de radio comunitario
La Caletana Mexiquense 98.1 FM.
En el interior de la estación de radio
estaba la familia de Indalecio Benítez Mondragón, ya que también es su casa,
cuando llegó un grupo armado y disparó a mansalva.
El niño Juan Diego Benítez Benítez, de
12 años de edad, fue herido por la espalda, su padre Indalecio Benítez
Mondragón, aún pudo correr y llevarlo al cuartel naval que estaba a dos
cuadras.
La reacción de los marinos y su mando
fue tardía. El niño murió y los delincuentes huyeron con toda tranquilidad, por
rumbos bien conocidos en esa parte del territorio mexiquense, donde el crimen
organizado, es dueño absoluto.
Los habitantes del municipio de Luvianos
saben que el mensaje es claro, breve y fatídico.
Pero Indalecio Benítez Mondragón, aún se
pregunta porque él,su familia,su estación de radio que con tanto sacrificio
logró consolidar en estos últimos años.
El mismo explicó un día después (dos de
agosto) del atentado y con el cuerpo de su hijo en el patio de la casa-estación
de radio, de que La Caletana Mexiquense es una radio que no tiene partido
político, religión, sexo. ” Era parejo con todos, no nos metíamos con nadie”.
Además, estableció: “En algunas
ocasiones llegue a pensar y decir que tampoco tenía maña, porque jamás nos
préstamos a servir de halcones, a servir de sicarios”.
La postura de Indalecio Benítez fue
clara, aunque sospecha que alguien lo “puso en mal con esas personas”,
refiriéndose a los que verdaderamente manda en el sur del Estado de México.
En cualquier otro país, ya se hubiera
reclamado, protestado, incluso, los gobiernos fijados sus posturas y acciones,
pero en México y en el Estado de México, es mejor guardar silencio para no
incomodar a los dueños del sur mexiquense.
El mismo gobernador Eruviel Ávila
Villegas también con su silencio muestra que esta subordinado al poder de la
delincuencia. Ni una sola palabra, ni una sola línea ha dicho sobre ese artero
crimen y ataque a un medio de comunicación.
Quiere, con su silencio, ocultar lo que
verdaderamente pasa en municipios como Luvianos. Dar una imagen falsa de que
todo es paz y tranquilidad, todo es amor y paz.
Sin embargo, nos informan que tan sólo
ayer encontraron a toda una familia ejecutada (papá, mamá y dos hijas) y con
tiro de gracia cerca del municipio de Amatepec y casi hay muertos todos los
días, incluso, de las fuerzas del orden, pero nadie sabe.
El ataque a la radio comunitaria fue simbólico,
por ser un medio de comunicación, ampliamente reconocidas en el sur del Estado
de México y en Estados Unidos, por ser un enlace con los migrantes.
El ataque a la Caletana Mexiquense fue
un aviso al gobierno federal y al estatal, de que la presencia de una base de
la marina en su territorio es una provocación.
Y el crimen organizado atacó a la
estación de radio porque son cobardes, ya que no se atrevieron a disparar
contra la base militar ubicada a dos cuadras, porque saben que los marinos sí
se saben defender.
Aquí murió un niño inocente, con
ilusiones, con amigos, con el sueño de crecer, tener novia, casarse. Él qué
sabía de policías y ladrones, de sicarios, de guerra. Él sólo estudiaba, iba a
cursar el segundo año de secundaria y veía a su padre ocuparse de su estación
de radio. Nada más.
Y mientras velaban su cuerpo en la casa
donde se encuentra la estación de radio, el gobernador Eruviel Ávila Villegas,
presumía al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en Ecatepec,
que el Estado de México es “más seguro”
Y Osorio Chong pedía a la sociedad
mexiquense que hicieran más denuncias para combatir a los criminales.
Irónico. A ambos no les conmovió ver a
un niño muerto por balas de sicarios, ni que un medio de comunicación fuera
atacado. No, para ellos, es más importante el discurso falso de que en el
estamos de México cada día es “más seguro”.
La misma estación comunitaria difundió
el pasado 19 de junio, la visita del presidente Enrique Peña Nieto que inauguró
la base militar de operaciones de Nanchititla, con la que se daría mayor
seguridad a la zona sur del estado de. México.
Sin embargo, esto no le gusto a los
verdaderos dueños del territorio que no quieren competencia, así que se
desquitaron con un periodista y su la familia que viven en una estación de
radio comunitaria.
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